Hola, ¿cómo estás?
Aquí vengo con ganas de despertar algo nuevo en ti.
Eso que nos pasa que no queremos ver. Eso que tapamos, parcheamos, escondemos y evadimos. Eso que no nos gusta y no queremos ver ni escuchar.
Eso que nos habla de nosotros, de algo que debemos mirar, escuchar y sanar. Eso que nuestro cuerpo hace consciente de una forma u otra.
Para mi el síntoma es una oportunidad maravillosa para observar, mirar y aprender lo mucho que ha venido a decirnos de nosotros mismos.
El síntoma nos ayuda a descubrir nuestra esencia.
El síntoma es una oportunidad para completarnos.
El síntoma nos obliga a asumir conscientemente todo aquello rechazado y con ello nos devuelve el equilibrio.
El síntoma es la acumulación somática de lo que nos falta en la consciencia.
El síntoma nos hace aflorar elementos reprimidos y con ello nos hace más sinceros.
El síntoma es una oportunidad para quitar filtros y capas, y conectar así con nuestra esencia y nuestra autenticidad.
Y tú, ¿qué haces con tu síntoma? ¿Lo observas, lo miras, lo evades, lo tapas?
Todos tenemos una capacidad de autosanarnos y de autocuidarnos pero muchas veces la tenemos desactivada y olvidada.
Te propongo…
Permanecer en lugar de huir.
Escuchar en lugar de tapar.
Observar lo que hay y a donde va.
Interrumpir lo automático, nuestra actitud reactiva.
Dar lugar a la espontaneidad en lugar de controlar.
Permitirnos lo que surja lo que necesita el cuerpo, dejarlo ir y observarlo.
Acoger todo lo que estamos sintiendo.
Abrazar nuestro sufrimiento y todo lo que tiene que enseñarnos.
Crear un vínculo interno con nosotros, dar lugar a la autocompasión.
Aprovechemos nuestro síntoma para empezar nuestra transformación.
Te acompaño.
Un fuerte abrazo,
Carlota