Hola, ¿qué tal estás?
Después de un largo verano lleno de emociones, aprendizajes (mutuos), intensidades y un sinfín de experiencias llega una nueva rutina, muchos cambios y con ellos más emociones, un torrente emocional del que no se salva nadie. Ellos y nosotros.
Echar de menos. Valorar. Agradecer. Tomar consciencia de lo que tienes, de lo que eres, de lo que has creado. Emocionarte. Aceptar. Soltar. Estar presente. Más que nunca. Sentirte. Sentirlos. Volver a vivir tu vida. Más consciente. Contigo. Con ellos. Amándote un poco más. Eligiéndote. Nutriéndote. Nutriéndoles.
Aprender a soltar, a observarles y acompañarles en su crecimiento, respetando sus ritmos y sus elecciones. Aprender que los hijos no son nuestros, que nuestra responsabilidad es acompañarles y sostenerles en su evolución y su aprendizaje, nada más. Sin juicios, sin proyecciones, sin esperar que hagan o sean nada. Proyectamos un sinfín de cosas nuestras y de nuestra mochila personal sobre ellos, y nos frustramos al no obtenerlo o les frustramos a ellos haciéndoles ser aquello que no son.
Aceptarles como son incondicionalmente implica un trabajo con nosotros mismos de aceptarnos y querernos como somos y no como se espera que debemos ser y actuar.
Los niños son amorosos y generosos por naturaleza, lo único que necesitan es amor, respeto y presencia. Pero estamos demasiado ocupados, tenemos otras prioridades, otras cosas importantes que hacer, siempre hay algo antes. Vivimos en una sociedad donde cuesta mucho estar presentes. Vivimos entretenidos, anestesiados, estimulados para que consumamos, para que no sintamos, para que no pensemos, para que vivamos en constante evasión.
“Lo que das te lo das y lo que no das te lo quitas”
Los niños son seres puros, dependientes y vulnerables que han venido a traernos la verdad, esa que no conocemos o no queremos ver, esa que necesita ser escuchada y reconocida para que podamos brillar y vivir desde la esencia y no desde la apariencia.
Juguemos, observemos, escuchemos, disfrutemos, celebremos. Cuando te escuchas les escuchas, cuando te nutres les nutres, cuando te amas les amas, cuando te priorizas les priorizas. Es así.
Es hora de nutrirte para poder nutrir. De ocuparte de todo eso que te impide estar presente y celebrar la vida como te mereces y se merecen. Ocúpate de tu felicidad, sin la tuya no habrá una suya posible.
Desde aquí, presente, agradecida, vulnerable, sensible, viva, feliz,
Te mando un fuerte abrazo,
Carlota
Si quieres recibir en tu buzón mis reflexiones, recursos y herramientas sobre maternidad y desarrollo personal, ¡apúntate a mi newsletter! Procuro ser puntual y enviar una newsletter semanalmente tratando de aportar el máximo valor. Además recibirás mi ebook de regalo “Nútrete para poder nutrir, 30 recursos de auto cuidado y empoderamiento para madres”. ¡Nos vemos dentro!